martes, 15 de noviembre de 2016

EL VALOR Y PRECIO DE LAS MONTERÍAS

Convertimos la caza en un sin sentido en muchos casos. Cazamos -por lo menos con la gente que me rodeo y yo- por echar el rato, pasar un día de campo estupendo independientemente de la meteorología, por el disfrute con amigos, por la pasión que nos une y corre por nuestras venas. Pero desafortunadamente, para mucha gente, todas esas cosas pasan a un segundo plano.
Cazando desde los cinco años, la providencia me hizo disfrutar de muchas jornadas de caza con resultados satisfactorios -otras yéndonos bolo- , y los años el ir metiéndome un poco en la organización (por supuesto como ayudante, no como capitán de montería). Pasó el tiempo, y aquello que en su día me parecía algo mágico, utópico y un camino de luz por lo precioso de la modalidad, se convirtió en un sendero de sombras, donde la baraja de cartas, mostraba sus peores manos.
Llevábamos muchos años cazando, siempre sin ánimo de lucro, y es que el tiempo pone a cada uno en su sitio. Personas que no entienden lo que es el valor y el precio de la caza.
El precio de la caza lo marcan los euros, las garantías de las fincas, con sus venados de no se cuantísimas puntas y cochinos de colmillos retorcidos, esas torretas para esos rifles finos de varios miles de euros, y aquel precioso plantel con más medallas que unas olimpiadas. Este precio es acompañado por un valor sobresaliente, buenas caras y un sentimiendo de caza, desde mis ojos un poco falso, pero todo el mundo contento.
El problema radica en pedirles peras al olmo. Si se quiere matar hay que pagar.
Las monterías a gastos, nacen de un día con los tuyos, donde por la mañana, desayunas unas riquísimas migas extremeñas, te llevan al puesto y tu postor te marca los tiraderos, mientras con una sonrisa, se encomienda a la madre suerte para que tires. Indistintamente de ver u oír, acabas en una comida, tomandote una cerveza y comentando los lances pasados de ésta u otras muchas jornadas, rodeado de caras conocidas y con ambiente de confianza..."ahí es ". Esos sacrificados perreros, que a viva voz atormentan la sierra para ver sus perros cazar. Mastines, podencos, grifones...qué más da, todos pelean por igual.(Perdón si suena a demagogia, pero no tengo palabras malas para esta modalidad). Esto sería lo ideal -y lo que actualmente practico-. El valor de esto, habita en el sentimiento de que todo salga bien, haya disfrute sin igual, y aunque no detone mi 7mm, sea una montería redonda, donde prime la amistad y se respire lo tradicional de la caza. Y es que amigos, pagar no es cazar, para ello existen los cercones garantizándote reses.
Del tema de fincas cerradas, no puedo extenderme mucho, pues de lo que no se conoce...mejor no hablar. Pero demoslé un sentido razonable a esta afición, aprendamos a valorar por lo que pagamos. Si no se tira, la montería, no ha tenido porqué ser un fracaso.
Gracias de nuevo por leer, y como siempre un placer.
Ignacio

No hay comentarios:

Publicar un comentario